martes, 7 de octubre de 2014

Depeche Mode - Music For The Masses

1987 - Music For The Masses - Depeche Mode
A-

Never Let Me Down Again
The Things You Said
Strangelove
Sacred
Little 15
Behind The Wheel
I Want You Now
To Have And To Hold
Nothing
Pimpf

Mejor canción: "Behind The Wheel" y "Never Let Me Down"

  Títulos engañosos y grandilocuentes sí los hay. Un nombre como Música Para las Masas fue malinterpretado por más de uno como un descarado sell-out por parte de los Depeche Mode. Pero lo cierto es que fue un gesto más bien un tanto irónico que nada tenía que ver con el contenido del disco; pues es de hecho uno de sus trabajos más arriesgados y menos complacientes publicados hasta ahora. Canciones no del todo apropiadas para las masas...

   Para 1987, Depeche Mode era una banda aún muy joven. No solía prolongar mucho su descanso entre una gira y otra. Todo lo contrario: apenas terminaba un tour, los cuatro ya estaban de nuevo con Daniel Miller en el estudio fabricando nuevos clásicos. 

   Gore y compañía insistían con la idea de reinventarse disco tras disco. O al menos sonar bastante diferentes en cada uno. Para lograrlo esta vez tuvieron que romper dos condiciones que para entonces se habían convertido en zonas de confort para el grupo: grabar en Berlín y trabajar a lado de sus hasta entonces inseparables productores, Daniel Miller y Gareth Jones.

  Para lo primero tuvieron que mudarse a Paris y rentar un nuevo estudio. Para lo segundo, se asociaron con otro entendido de las consolas de grabación: David Bascombe. No es que Daniel Miller —quien ya era una especie de padrino del grupo— desapareciera por completo de la ecuación, sino que más bien se quedó en un segundo plano, sólo supervisando al equipo y ya no interviniendo directamente en el proceso creativo.

   El cambio de ciudad y de productor les sentó muy bien, pues aunque existe cierta continuidad respecto a lo mostrado en Black Celebration, este sexto trabajo se siente y se escucha bastante diferente. El viejo cinema Guillaume Tell de Paris fue remodelado y transformado en un estudio de grabación. Sus amplios ecos y espacios acústicos se dejan sentir en los paisajes opresivos y góticos de varios de los temas del disco. Sí, hay un par de cortes con claras intenciones comerciales: "Strangelove" y la versión mucho más bailable de "Behind The Wheel" editada para la radio; pero el resto del material es de lo más oscuro y experimental que Gore había compuesto hasta entonces. La portada del disco no refleja en absoluto lo que es en verdad Music For The Masses.

   Para 1987, los sampleos ya no eran algo nuevo, y aquellos sonidos extraños y desconocidos por los que la banda se distinguía, se habían vuelto una práctica común que ya no impresionaba como antes. Tampoco lo era ya el hecho de que existiese una banda que prescindiera por completo de guitarras y confeccionara su música casi exclusivamente a partir de teclados y sintetizadores. 


   La reinvención de su sonido tuvo que venir de otra parte y esta vez fue desde el proceso compositivo, que aquí alcanza un muy alto nivel de sofisticación: cortes deliberadamente soberbios y épicos (la clásica obertura que es "Never Let Me Down Again" y el amenazador cierre con "Pimpf" y su siniestro minimalismo); atmósferas sucias y asfixiantes (la estructura cíclica y perfecta de "Behind The Wheel" y la muy experimental "Little 15", una de esas cosas bizarras que sólo a Depeche se le ocurría grabar); piezas más radiables y accesibles con un ligero toque pop bailable (el éxito radial "Strangelove" y la elegante "Sacred"); y claro, no pudieron faltar las siempre honestas baladas cantadas por Martin Gore: la conmovedora e hipnotizante "The Things You Said"la inquietante y lujuriosa "I Want You Now". Resultan interesantes incluso algunos lados B, como la curiosa "Pleasure, Little Treasure"que parece sacada de dos discos atrás, y ese híbrido entre cover y remix a "Route 66", que combina aquél viejo rocanrolito gringo con fragmentos de "Behind The Wheel".

   Por si fuera poco, ya para estas fechas, Anton Corbijn parecía comprender cada vez mejor la música del grupo y aquello se reflejaba en el icónico y muy reconocible arte visual de los videoclips y las fotos de la banda. El público norteamericano comenzaba a prestarles más y más atención: se habían convertido en un fenómeno masivo. Todo marchaba a favor del cuarteto y de alguna forma parecía que habían alcanzado su cúspide creativa. Pero en realidad aún les faltaba mucho por recorrer.


«See the stars, they're shining bright. Everything's alright tonight».

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