2004 - Funeral - Arcade Fire
A+
Neighborhood #1 (Tunnels)
Neighborhood #2 (Laïka)
Une Année Sans Lumière
Neighborhood #3 (Power Out)
Neighborhood #4 (7 Kettles)
Crown Of Love
Wake Up
Haiti
Rebellion (Lies)
In The Backseat
Mejor canción: "Neighborhood #1 (Tunnels)"
Qué raro es encontrarse hoy en día con trabajos del calibre de Funeral, de Arcade Fire. Y qué mejor que un disco como éste para (re)inaugurar el blog. Digamos que ya le traía ganas desde hace rato, y me parece una obra más que apropiada para reanudar actividades en este abominable sitio.
Lo que tenemos aquí es uno de esos extraños discos debut que resultan clásicos instantáneos. Es una explosión de talento y creatividad que, de tan espontanea e irrepetible, resulta insuperable hasta para sus mismos creadores.
De ninguna manera le resto mérito a sus dos obras posteriores —casi tan buenas como este mismo trabajo—. Pero lo cierto es que, hasta la fecha, Arcade Fire no ha conseguido sonar tan compacto, cohesivo y fresco como en este debut.
De ninguna manera le resto mérito a sus dos obras posteriores —casi tan buenas como este mismo trabajo—. Pero lo cierto es que, hasta la fecha, Arcade Fire no ha conseguido sonar tan compacto, cohesivo y fresco como en este debut.
Funeral es un verdadero monumento a la melancolía y la maduración forzada del adolescente, a la incapacidad de comprender este mundo, a la añoranza de tiempos mejores. Y sobre todo, es una loa a la muerte, a la infinita tristeza que provoca la partida definitiva de un familiar o un ser querido.
Varias personas cercanas al grupo fallecieron en fechas próximas a la producción del disco, por lo que el trabajo está impregnado de esa honda aflicción que conlleva la pérdida de un ser amado.
Musicalmente el disco irradia esa esencia pluricultural francesa-canadiense tan característica de la ciudad natal de la banda: Montreal. La maestría y delicadeza con la que son empleados toda la variedad de instrumentos es quizá su más grande virtud, pues a pesar de incluir toda clase de recursos como pianos, violines, acordeones, xilófonos, sintetizadores, bajos dobles y percusiones, el disco jamás se antoja sobreproducido.
Es un disco que crece y crece con cada escucha, y es de destacarse cómo la banda se las arregla para encontrar un muy delicado balance entre todo este abanico de instrumentos: ninguno opaca a otro ni se encima en la ecualización.
Musicalmente el disco irradia esa esencia pluricultural francesa-canadiense tan característica de la ciudad natal de la banda: Montreal. La maestría y delicadeza con la que son empleados toda la variedad de instrumentos es quizá su más grande virtud, pues a pesar de incluir toda clase de recursos como pianos, violines, acordeones, xilófonos, sintetizadores, bajos dobles y percusiones, el disco jamás se antoja sobreproducido.
Es un disco que crece y crece con cada escucha, y es de destacarse cómo la banda se las arregla para encontrar un muy delicado balance entre todo este abanico de instrumentos: ninguno opaca a otro ni se encima en la ecualización.
Otra de sus fortalezas es su manera de sonar tan conmovedor, sin recurrir al dramatismo de Robert Smith o Morrissey, por ejemplo. Win Butler posee una de esas voces que, a pesar de su rango limitado y de carecer de una educación formal, resulta profundamente resonante y emotiva. Es una especie de Peter Gabriel más emocional e iracundo.
Las melodías y ritmos, en apariencia festivos y jubilosos, contrastan con las oscuras líricas y sus poderosas imágenes y metáforas. Ya sean éstas sobre la muerte de los padres y los sueños adolescentes ("Neighborhood #1 Tunnels"), la dificultad para madurar cuando uno es joven y lo cómodo que es carecer de responsabilidades ("In The Backseat"), la pérdida de la inocencia y el optimismo propio de la juventud ("Wake Up"), los entornos familiares violentos ("Neighborhood #2 Laika"), o acerca de lo complicado que es mantener una identidad propia y auténtica cuando se nada a contracorriente ("Rebellion Lies").
Las melodías y ritmos, en apariencia festivos y jubilosos, contrastan con las oscuras líricas y sus poderosas imágenes y metáforas. Ya sean éstas sobre la muerte de los padres y los sueños adolescentes ("Neighborhood #1 Tunnels"), la dificultad para madurar cuando uno es joven y lo cómodo que es carecer de responsabilidades ("In The Backseat"), la pérdida de la inocencia y el optimismo propio de la juventud ("Wake Up"), los entornos familiares violentos ("Neighborhood #2 Laika"), o acerca de lo complicado que es mantener una identidad propia y auténtica cuando se nada a contracorriente ("Rebellion Lies").
Es un álbum discreto y delicado, tal vez el mejor de su respectiva década. Representa una cima inalcanzable para Butler, Chassagne y compañía, quienes, a pesar de todo y por fortuna, estarían muy cerca de igualar este gran debut en futuros trabajos.
Pero lo más importante acerca de Funeral es el valor musical que ostenta en estos primeros años del siglo XXI: es uno de las pocas grabaciones que puede jactarse de ser un clásico indiscutido de su respectiva década, una que se caracterizó por carecer de un sonido del todo representativo.
En una época musicalmente gris y con escasas obras musicales verdaderamente destacadas, el debut de Arcade Fire brilla con una luz intensa y propia, que deja muy atrás a cualquiera de sus contemporáneos. Es quizá el último gran álbum en los cánones de la música rock.
«Purify the colours, purify my mind»
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