miércoles, 8 de enero de 2014

Renaissance - Ashes Are Burning

1973 - Ashes Are Burning - Renaissance
A+

Can You Understand?
Let It Grow
On The Frontier
Carpet Of The Sun
At The Harbour
Ashes Are Burning

Mejor canción: "Ashes Are Burning"

Después de escucharlo y con el paso del tiempo, Ashes Are Burning se convirtió en una de esas obras a las que, sí o sí, necesito regresar con cierta regularidad. Es un trabajo exquisito, redondo y sin resabios, en el que cada vez descubro nuevos detalles que me permiten disfrutarlo más y más.

Su sonido es un híbrido entre folk y rock sinfónico que consiste en bajo, guitarra acústica y piano; éste último cobra un peso mayor a lo largo de todo el álbum y dicta las atmósferas optimistas carnavalescas que que colman las canciones, aunque sin caer en las tendencias hippie flower-power que el aspecto de la banda puede insinuar. La pulcritud de esta mezcla de instrumentos hace posible que cada uno resuene con ímpetu y nitidez, y que cada pasaje haga gala de gran cantidad de texturas acústicas ricas en detalles. 

Todo ello perdería mucha fuerza sin la enorme voz de Annie Haslam, que sin problemas pudo haber sido una diva de ópera. Pero aquí en Renaissance, con su registro de cinco octavas, es la que dice y manda. Su tono virtuoso y educadísimo le permite alcanzar y sostener las notas más altas con toda naturalidad. Es ella el sello distintivo de Renaissance, y no se puede concebir al grupo con otra u otro vocalista. 

La magia de Ashes Are Burning reside en la facilidad con la que Haslam y compañía insertan bellas melodías pop en estructuras complejas propias del rock progresivo. Las canciones son impredecibles; de pronto ofrecen intrincados pasajes instrumentales y ritmos vigorosos con acertados arreglos de cuerda ("Can You Understand?"), o bien, baladas simples y más tradicionales, pero no por ello menos brillantes ("Let It Grow"). La variedad está a la orden: hay también radiantes atmósferas medievalescas plenas de vitalidad ("Carpet Of The Sun"), ricos matices acústicos con singulares conversaciones entre piano y bajo ("On The Frontier"), y oscuros paisajes impresionistas con tristísimos pianos rusos y escabrosas historias de desolación ("At The Harbour").


El plato fuerte del disco es la pista titular, que por sí sola justifica el ábum entero: pieza de más de once minutos que dan la sensación de reducirse a cinco. Sus atmósferas cambian de misteriosas y trágicas a brillantes y esperanzadoras, y viceversa. Instrumentos van y vienen, Haslam prolonga las notas como bien sabe hacerlo, al tiempo que ofrece una performance inmejorable. Difícil es evitar los escalofríos por el espinazo cuando lanza ese último «ashes are burning the way» y su voz se desvanece mientras alcanza registros sobrehumanos. Mas ahí no acaba la cosa: Andy Powell nos receta un visceral solo de guitarra que, aunque no es lo más técnico que ha grabado, se las arregla para impregnar en cada nota un feeling sin igual. La guitarra comienza en el canal izquierdo, lentamente se pasea por el centro, y concluye en el derecho, para así cerrar, difuminada en un ritmo marcial, una de las más brillantes composiciones progresivas de la década y un disco que el tiempo no ha sabido valorar en su justa dimensión.


«Clear your mind, maybe you will find that the past is still turning.
Circles sway, echo yesterday. Ashes burning, ashes burning»

No hay comentarios:

Publicar un comentario